domingo, 8 de abril de 2012

Un fenómeno recorre a Cuba


El derrumbe de la Unión Soviética y sus países satélites demostró contundentemente y para siempre que un Estado de economía centralizada con empresas de propiedad pública o estatal está condenado al fracaso. Sin la iniciativa del sector privado las llamadas fuerzas productivas, término usado hasta la saciedad por los más reconocidos teóricos del socialismo y del comunismo, sufren una parálisis mortal, no una muerte súbita, sino un acabose de manera lenta, una ruina continua, un deterioro indetenible que va mermando toda señal de progreso.
Cuba es el último de los ejemplos de economías estatales parásitas y en quiebra. Los principales indicadores de producción de alimentos, de minerales, de construcción de vivienda y en general de casi todos los renglones, la colocan muy por detrás de sus pares de América y el mundo. Hace algunos días, el 28 de febrero de este año 2012, para ser exacto, Talia González Sánchez, una periodista de televisión muy conocida, ligada sentimentalmente a Raúl Castro, señalaba en una reseña de prensa que sacudió la sensibilidad cubana y llamó poderosamente la atención por lo inusual y atrevido del reportaje, que en ninguno de los centros de venta del gobierno, en los llamados agros -los hay privados y públicos- donde se expenden productos vegetales y animales, había pero ni una sola libra de carne de cerdo mientras en los llamados mercados de oferta y demanda, los privados, la existencia del producto era más que evidente. Las diferencias de precios son muy marcadas, en el mercado socialista, controlado por el Estado, una libra de este producto es fijada alrededor de 9 pesos cubanos, mientras que en los mercados privados su precio oscila fácilmente por los 70 pesos, siempre en atención a la oferta y la demanda. La misma historia de siempre.
En los mercados regulados los precios son bajos pero no hay inventarios, reina la escasez, mientras que en los de libre intercambio el precio es superior pero hay abundancia. Consultado uno de los productores de carne de cerdo con quien conversamos un rato nos ofreció una breve explicación. El Sr. Rodríguez Meléndez, de unos 55 años de edad y funcionario por muchos años del Gobierno Cubano, hoy propietario de una unidad para la cría, situada en Artemisa, Municipio Bauta, nos decía que en razón de la brutal caída de la producción de cerdos, un promedio entre el 5 y el 10% anual, el gobierno cubano, se vio en la obligación de estimular la participación del sector privado. En estos tiempos 2010-2012, afirmó, no es raro encontrar criaderos privados de cerdos con 600 o más ejemplares. Puedo tener propiedad sobre dos caballerías (medida antigua española) de terreno, que son unas 27 hectáreas. El Sr. Rodríguez con su pequeña empresa en las afueras de la Habana, tiene 4 trabajadores en su nómina. Su convenio con el Ministerio de Agricultura consiste en recibir el pié de cría y el alimento. El productor privado obtiene los cochinos con pesos promedios de 25 kilos y los deberá entregar con pesos superiores a 90 kilogramos. Si hablamos de 100 unidades deberá llevar en 6 meses el peso de 2.500 a 9.000 kilos. Alcanzado el tiempo pactado, el gobierno, quien provee el alimento, recibirá 7.200 kilos y el resto será considerado como la remuneración del criador, su renta. Si el peso fuese llevado no a 90 kilos por unidad sino a 110 kilos, el privado recibiría la diferencia entre 11.000 y 7.200 kilos. Distinto del producto que recibe el gobierno, que termina diezmado por las innumerables alcabalas y funcionarios que administran el sistema de distribución y venta, lo que corresponde al privado es vigilado severamente hasta que llega al mostrador del agro, al vendedor final, al carnicero. No hay ninguna merma por robo, por comisiones, por compadrazgos.
Las reformas económicas en Cuba son sorprendentes, todos los indicadores de la existencia de un incipiente capitalismo son evidentes, públicos y notorios. Uno de los propietarios de "El Carruaje" un pequeño restaurant privado en las afueras de la Habana, llamados nacionalmente "Paladares" conversó abiertamente con este corresponsal sobre el nacimiento y desarrollo del sistema de restaurantes y sitios de comidas y bebidas en Cuba, una historia similar la narró el mayor de los herederos de otro paladar habanero, llamado Dos Tomás Na´Ma, especialista en comida cubana e internacional, situado en el Nuevo Vedado. Al inicio en 1995, se autorizó la apertura de pequeños sitios de comida pero con tantos controles, supervisiones y vigilancia policial que los clientes lejos de sentirse agradados se sentían perseguidos, huelga decir que fracasaron en su mayoría. Para aquella época solo se podía ofrecer servicio a 12 comensales, más tarde se aumentó a 30, a finales del año 2000 y ahora, con los recientes cambios que arrancaron con fuerza en el 2010, se pueden abrir sitios hasta con 50 clientes simultáneos. Los paladares compran los insumos en los agros privados donde siempre encuentran los productos necesitados. En mucha oportunidades van al pueblo de Baracoa a proveerse "por la zurda" (fuera de controles estatales) de pescado, camarones y langostas, también a Artemisa por carne de cerdo, pollos y huevos. Es casi nulo el abastecimiento de fuentes oficiales. Cada día se abren más y más pequeños restaurantes de esta naturaleza y consecuencialmente se dinamiza más y más la producción privada de productos agrícolas y pecuarios. La competencia ha hecho que en su gran mayoría estos paladares se vayan especializando por tipos de comida y de servicios y permite adicionalmente, no solo aumentar la oferta de trabajo, sino de producir tributos al gobierno.
El impacto vivido por los centenares de brigadistas cubanos internacionales, que observan los cambios ocurridos principalmente en China y Viet Nam, dos países con sistemas comunistas de gobierno pero con economías de mercado, han contribuido a derrumbar los mitos socialistas impuestos por Fidel y su grupo de comandantes por más de 50 años. Entre las modificaciones más importantes y revolucionarias que vive hoy el régimen cubano se encuentra la aparición, desarrollo y protección gubernamental de la plusvalía, un concepto, hasta ayer abominable para los Jerarcas Cubanos, que distingue precisamente un país socialista de su competidor capitalista. El comunismo cubano siempre promulgó la idea que ningún trabajador podría estar al servicio de una empresa privada, sea esta personal o colectiva, en razón que una parte de la remuneración obtenida por los trabajadores se la apropiaba el "capitalista" Era pues el valor del trabajo no remunerado que el obrero "explotado" crea por encima del valor de su fuerza de trabajo y que se lo roba el capitalista, fenómeno social que explica la acumulación originaria del capital. Toda esa teoría se derrumbó aparatosamente. En Cuba hay plusvalía o plusvalor si le gusta más este concepto. Con solo registrar la existencia de esta categoría ya estamos hablando de una economía con claros visos liberales. Una economía de mercado.
Un constructor privado con quien conversamos en una de las tantas casas hoy en remodelación nos explicaba que tiene bajo su mando 5 trabajadores. La remuneración que les asigna es de 700 pesos cubanos, casi el doble de lo que gana un médico o un ingeniero. Sus trabajadores pueden tener, como en efecto lo tienen en su caso, la condición de pluriempleados, ser al mismo tiempo trabajador gubernamental y privado. La brigada que gerencia el Sr. Pérez, el constructor no estatal, es prácticamente la misma que labora en una obra oficial en la Habana Vieja. Opera hasta las 4 pm con el gobierno y después de terminar su turno oficial, así como durante sábados y domingos trabaja dentro de la actividad privada. La diferencia de salario es notoria. Por menos tiempo un obrero privado gana tres veces más que uno público, 700 pesos versus 200 pesos. Tales ventajas han abierto el interés de miles y miles de cubanos, tanto para aquellos que quieren formar brigadas como empresarios incipientes como para quienes andan en búsqueda de oportunidades de empleos de calidad, bien remunerados. Para abrir una cafetería o un centro de servicios o un paladar se requiere una restauración o remodelación del lugar, de allí la demanda de brigadas privadas.
Uno de los hechos más destacados es que el patrón debe pagar, si son más de 5 trabajadores, el 25% más el 5% del salario base o promedio del trabajador como impuesto para la seguridad social, es decir una especie de seguro social obligatorio y sólo el 5% si son 5 o menos empleados a su cargo. Y en cuanto al promotor del negocio, el llamado, "cuentapropista", deberá tributar un mínimo de 87.5 pesos cubanos para la formación de su propio fondo de pensión. Mientras que Pinochet impuso el régimen privado de pensiones a la fuerza, con armas y represión, Raúl Castro, lo acaba de aprobar, tranquilamente, sin ruido ni piedras, ciertamente en forma parcial por ahora. Todo trabajador que no labore para el estado deberá contribuir a la formación de su propio fondo de retiro, una iniciativa que Chávez y el gobierno venezolano han rechazado como despreciable e imperialista.
Registrando más profundamente las manifestaciones de una incipiente pero indetenible revolución industrial o capitalista dentro de Cuba, nos encontramos con un sistema bancario abierto. En Cuba tanto los nacionales, como los residentes permanentes y obviamente los extranjeros, pueden abrir cuentas en moneda nacional o en divisas convertibles, llamadas CUC, en cualquiera de los bancos. Yainese, la esposa cubana de un funcionario de la embajada española, no se ha nacionalizado ni ha salido de Cuba nunca, pero su marido le envía mensualmente la suma de 500 euros que ella deja depositado en su banco para irlos retirando paulatinamente, con la opción que cada pequeño retiro lo puede hacer en dólares americanos, euros o CUC (moneda divisa cubana, nadie sabe de dónde salió el nombre) según su preferencia. Vivir de recibir dinero recibido de otros países es llamado comúnmente, vivir de la FE (familiares en el exterior) Un poco más de un millón de cubanos dependen de alguna manera de estos envíos para su supervivencia. En el aeropuerto habanero y en todas las oficinas bancarias, cubanos y extranjeros pueden cambiar libremente sus monedas en las casas de cambio, llamadas CADECA. No hay mayores restricciones que las existentes en otros países cuando usted intenta trámites por más de 10.000 USA$ en una sola operación. Hay numerosas casas especializadas de cambio de moneda en toda La Habana y un par de ellas en el aeropuerto.
En otro orden de ideas, vale la pena señalar que a través de unos venezolanos que viven en La Habana nos pusimos en contacto con un vendedor/intermediario en bienes inmuebles, conocido como "el jabao". Rogó por su anonimato. Nos llevó a visitar unas 6 viviendas en venta. Solo pueden comprar o permutar una vivienda por otra, los cubanos y los residentes permanentes. Pero siempre es posible tener un testaferro como en otros países. El especialista llegó adornado con un Rolex Presidente de oro puro, que en buen precio puede alcanzar unos 30.000 USA $ amén de otras prendas como sortijas y cadenas. Nos explicó que el pago podría ser en dólares, euros y hasta en libras esterlinas. Su comisión es de un mínimo del 10%, el triple que en Venezuela que oscila alrededor del 3%. Pago siempre de contado, no hay créditos hipotecarios en Cuba. El jabao calcula que puede ganarse en un mes "productivo" hasta 10.000 dólares. No tiene cuenta bancaria ni empleado alguno. Tampoco paga impuestos y aquí llegamos a otro "síntoma" capitalista. La existencia del impuesto sobre la renta. Es decir, el reconocimiento que hay renta. Ganancia. Beneficios capitalistas. El personaje de marras estima que debe haber unos 50 intermediarios operando en Cuba, que significan unas 50 inmobiliarias de compra y venta de casas y apartamentos. Hasta la fecha semi-clandestinas.
El cambio que ocurre en toda la economía se ve sobre todo en calles habaneras como Neptuno, San Lázaro, Calzada, Zanja, Línea, Calle 23, Galeano, Obispo, Águila, Reina y Monte donde llegamos a contar hasta 10 negocios privados en una sola cuadra. Las cafeterías abundan y ya los cubanos, en su gran mayoría, desayunan tranquilamente. Son permanentes sitios de reunión. Existen unidades privadas de peluquerías, barberías, centro de reparaciones de celulares, de aparatos eléctricos, de espejuelos como bien los llaman, calentadores, ropa, ventas de fruterías, verduras. Podríamos decir que la Cuba de hoy, guardando celosamente las distancias y los tiempos, tiene un enorme parecido a los países capitalistas de finales del feudalismo, cuando los pequeños talleres y factorías se multiplicaban por pueblos y ciudades. Un estimado conservador, no hay cifras oficiales, puede registrar la existencia en La Habana de unas 500 cafeterías y unos 300 talleres de diversa índole, para un total de 800 pequeños negocios.
Tales desarrollos, sumados a la existencia de centenares de productores privados de cerdos, vacas, carneros y gallinas, a los productores agrícolas por cuenta propia, a los prestadores de servicios y demás cuentapropistas nos reflejan una movilidad importante de trabajadores del sector público al privado que si bien hoy se cuentan por miles mañana serán cientos de miles. Bien lo acuñó uno de los agricultores consultados que tiene un centro de acopio, una especie de mayorista, al afirmar, "cuando se hace una tortilla no se puede virar para atrás" Quiso decir, no se puede regresar a la condición de huevo. El Sr. Quiroz, el productor agrícola consultado es el primer o segundo cultivador privado de plátanos en toda la isla de Cuba. En forma más confidencial nos afirmó y eso lo pudimos comprobar, que las verduras de su centro de acopio y de los agros privados están más limpias, mejor presentadas y eran de mayor calidad que aquellas exhibidas en los agros del gobierno.
Pero lo más representativo del movimiento hacia la empresa privada y el nacimiento de un sector productivo no gubernamental es la constitución, reflejo de la legislación española, argentina y venezolana, de una Oficina Nacional de Administración Tributaria, a tres niveles, nacional, provincial y municipal. La creación de impuestos a las rentas, de impuestos a la venta, de tasas y contribuciones, de impuestos para la seguridad social y prontamente impuestos para la creación de fondos para la construcción de viviendas, de peajes y otras formas de tributos del sector privado. Si el negocio opera sobre la base de pesos cubanos los impuestos vienen calculados en pesos cubanos, lo mismo sucede si el negocio es en divisas, los llamados CUC. La normativa tributaria establece que para los asuntos tributarios no habrá una tasa de cambio fija entre moneda nacional y las divisas, la misma fluctuará de acuerdo a la oferta y la demanda, y se aplicará siempre el tipo de cambio vigente a la fecha, lo que implica necesariamente un régimen de variación y no un anclaje fijo de la moneda como lamentablemente sucede con el bolívar y el dólar en Venezuela. Los yankees tienen una frase desde sus inicios como nación: solo la muerte y los impuestos no pueden evitarse. Cuba hoy sigue a pie juntillas el viejo adagio norteamericano. Han establecido varios tipos de impuestos previendo el despegue acelerado del sector privado, la eventual disminución de la cuantiosa y desproporcionada ayuda venezolana y el acelerado envejecimiento de su población con un crecimiento cercano al 0% como tasa de natalidad.
Un primer impuesto llamado a los Ingresos Personales (el clásico y universal impuesto sobre la renta). La base imponible es el quantum de lo recibido por el promotor privado en ventas y cobros por servicios prestados menos la deducción de los gastos necesarios, un cierto porcentaje sobre los ingresos establecido por el Ministerio de Finanzas y Precios. El pago se realiza anualmente una vez finalizado el año fiscal que coincide con el año civil. Es como todo impuesto sobre la renta en el planeta; progresivo y va desde 0% cuando se percibe menos de 5.000 pesos hasta el 50% para la fracción superior a 50.000 pesos. Existe igualmente la Declaración Jurada de Rentas. Similares procedimientos de otros países; el dinero se entera o deposita en un banco a nombre de la Oficina Nacional de Administración Tributaria y el recibo correspondiente se consigna oportunamente por ante el organismo rector.
Un segundo impuesto llamado Impuesto sobre las Ventas, que no es sino nuestro amigo el Impuesto al Valor Agregado IVA, pero en forma más primitiva pues no tiene las peculiaridades del impuesto al valor agregado. Todos aquellos que comercialicen bienes deben pagar el 10% sobre la venta realizada, porcentaje que con toda seguridad se le carga al producto o servicio y termina siendo pagado por el consumidor final. En Cuba, un nacional puede ingresar por aduana hasta 30 piezas de ropa o calzado de un mismo tipo sin que ello signifique contrabando. Se considera como parte razonable para el uso personal y puede efectuarse tantas veces como el viajero entre y salga de la isla, es decir, un médico cubano en Venezuela de visita a su país, puede ingresar 30 pantalones de hombre, 30 de mujer, 30 de niños, 30 vestidos, 30 pares de zapatos de hombre, 30 de mujer, en fin. Una verdadera carga y ser considerada como "personal". Toda esa gama de productos termina en las tiendas privadas que se han multiplicado vertiginosamente. Solo en el mercado de San Miguel hay más de 400 "buhoneros" vendiendo miles de piezas de ropa y calzado. Es como se ve, un subterfugio para mantener suplido el mercado, dado que el Estado Cubano no tiene ni el dinero, ni los sistemas de distribución y venta, ni la experticia para armar una red y un sistema ordenado de canales de distribución.
Un tercer tributo llamado Impuesto Sobre los Servicios Públicos. Se le aplica a todos aquellos cuentapropistas, se llaman así todos aquellos que trabajen por cuenta propia en alguna de las 170 actividades permitidas. Un porcentaje del 10% de lo recibido por el prestador del servicio. El mismo IVA de siempre. Un cuarto impuesto llamado Sobre los Servicios Públicos para el Arrendamiento de Viviendas, Habitaciones y Espacios. El tributo es de 150 CUC por habitación, ocupadas fundamentalmente por turistas. Esta carga impositiva debe ser pagada indistintamente si la habitación fue alquilada o permaneció vacía en el tiempo. Dado que el cambio es de 24 pesos cubanos por cada CUC, el pago alcanza a unos 3.600 pesos cubanos, aproximadamente 6 meses de salario de un economista al servicio público. En el renglón de viviendas de alquiler para turistas el desarrollo ha sido también vertiginoso, de unas 100 unidades (habitaciones) hace pocos años hoy encontramos miles distribuidas por todo el país.
El último impuesto a que haremos referencia es el que se genera por la Utilización de la Fuerza de Trabajo. Lo pagan quienes contraten trabajadores, es decir, quienes perciban y se apropien de la plusvalía, para usar el término que mejor explica la relación, de acuerdo a la terminología revolucionaria. La carga tributaria oscila entre el 5% y el 25% de la base imponible, base que depende del número de trabajadores contratados. Si un empresario emplea más de 15 trabajadores deberá pagar al Estado el 25% sobre el triple del salario básico mensual, es decir, no importa si el trabajador gana 500 ó 600 pesos, se debe tomar el salario básico mensual, que está por ahora en 400 pesos, multiplicarlo por 3 para obtener 1.200 pesos, que es la base imponible y a esa cantidad aplicarle el 25%. Si son menos de 15 la base no será el triple sino el doble del salario básico mensual.
Resumiendo: si estamos en presencia de productores privados de carne y vegetales, cada vez más grandes y en mayor cantidad; de mayoristas, distribuidores y minoristas; de cafeterías, hotelerías y restaurantes; de trabajadores al servicio privado; de plusvalía; de impuestos sobre la renta y pensiones privadas; de servicios de todo tipo; de libre cambio monetario; de compra y venta de inmuebles con intermediarios y en divisas extranjeras, no es atrevido pensar que somos testigos de los inicios de un cambio sustantivo en el régimen cubano que parece llevarlo irremediablemente al modelo Chino o Vietnamita. Un Estado Socialista con economía de libre mercado, capitalista.
http://informe21.com/eduardo-semtei/12/03/26/un-fenomeno-recorre-a-cuba

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